Desde pequeños participamos en juegos donde debemos acatar ciertas reglas como los demás que juegan con nosotros. Jamás se nos cruza por nuestra mente hacer trampa o pensar en estrategias turbias o dudosas. Pero conforme uno crece y comienza a formar parte de juegos más complejos e importantes, estos valores o bien los mantienes sin importarte perder o te unes a las estrategias y mañas que los demás participantes tienen para evitar perder y crecer a la par con ellos.
Este juego consistía en intercambiar fichas de colores, donde cada color tenía un valor, como también los intercambios que hacías y el recolectar fichas de un mismo color.
Esta actividad fue una de las mejores porque fue un reflejo realmente de lo que sucede en la realidad. Esa realidad llena de personas deshonestas e injustas, este mundo lleno de corrupción e impunidad. Aquel mundo en donde situamos inmediatamente sólo a los políticos y gobernadores , quienes pensamos que hacen todo por dinero, señalándolos siempre cuando hablamos de la corrupción que se vive en el país. México muchas veces los culpa de todo, sin embargo, ¿ cuándo has creado tú injusticias, corrupción y trampas al momento de formar parte del juego de la vida? Muchas veces juzgar es fácil, pero si te pones a pensar por un instante las veces que haz formado parte ello, hasta te puedes sorprender.
Jamás digas "yo nunca" , es algo que aprendí de este juego. Cuando llegó la hora de ponerte las pilas para poder conseguir puntos y no quedarte por debajo del promedio, y encima con la tensión de una calificación, movieron situaciones y dilemas en mí. ¿Me uno o no a la estrategia famosa del intercambio? Mi respuesta inmediata fue un sí, ya que esta estrategia había funcionado muy bien para aquellos compañeros que la ronda anterior se encontraban en mi mesa, y que ahora, los veía en el grupo de los mejores. ¿Quién no quiere llegar a ser el mejor y ganar aplausos y buena calificación? Yo en ese momento lo quería de tal manera que comencé a realizar aquellos famosos intercambios excesivos, perdiendo el sentido de tal manera hasta decir : " hay que hacer un intercambio de 100".
Es aquí donde se ve que muchas veces juzgar a los demás es muy fácil, pero vivirlo no lo es. Vivir esa presión y deseo de ganar quizás te llegue a impulsar a realizar cosas que en tu sano juicio los ves mal y sabes que no lo harías, pero que lo estás haciendo.
La actitud que tomé durante este juego fue muy impactante para mí, ya que no me gustó pensar en lo que fui capaz de hacer para poder superar a los demás y saltar de nivel. Yo me considero que soy una persona que maneja y vive valores, pero que al momento de decidir entre conservarlos o no, me fui contra todo ello, tratando de cegarme, pero que al término del juego, pude ver y avergonzarme de mis actitudes.
Ahora pienso antes de juzgar y trato de ponerme en los pies de los políticos, cuántos como yo si tienen esos valores que van perdiendo por el mismo juego del poder y del dinero. Por eso hay que fortalecerse, y dejar de lado esas malas jugadas, siendo más inteligentes para crear otras estrategias honestas que te lleven al verdadero triunfo, el de sentirte bien contigo mismo.
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